Conciencia, compromiso y rock duro

Luego de la charla que el cantautor Lisandro Aristimuño mantuvo con el escritor José Playo en una sesión extraordinaria del Ensayo de Orquesta frente a un público numeroso, comenzó a adueñarse de la sala un nuevo público: vestido de negro, algunas cadenas y tachas, euforia y ansiedad. Es que la súper banda Rosas y Espinas iba a presentar su disco Tiempo de Silencio, recién sacadito del horno.


El grupo conformado por Martín Gómez (guitarra), Lucas Gómez (bajo), Pablo Gómez (batería) y Paula Carrevedo (voz) contó con la aprticipación de invitados de lujo como Juan Carlos Ingaramo y David Akiki en teclados y Lula Bertoldi en voz. Rosas y Espinas hacía dos años que no tocaba y se dispuso a volver con toda la potencia.

Rock duro con pizcas de jazz, blues y condimentos de la música electrónica hacen de Rosas y Espinas una formación potente y genuina en el empleo de sus recursos: Un guitarra PRS ejecutada con filo y riffs ásperos, una base rítmica sólida y fuerte como una montaña de plomo con el plus de la gran voz de su cantante Paula Carrevedo y las intervenciones de Lula Bertoldi. Nuevamente, el VJ Chango Roots desplegó en telón blanco imágenes alusivas al trabajo del grupo.


Rosas y Espinas no es sólo una banda de rock, también es una ONG de trabajo solidario para jóvenes y adolescentes en riesgo. Proponen clases, talleres, cursos y actividades artísticas (guitarra eléctrica, bajo, batería, teclado, taller literario, teatro, hip-hop) a chicos que están fuera del sistema educativo y sin posibilidades de acceso a estímulos culturales.
El compromiso social y las voces de esperanza se materializaron en canciones y distorsión en una sala casi repleta de ojos brillosos.



Crónica: Santiago Pfleiderer
Fotos: Irupé Medina