El Ensamble Yidaki y el vj Chango Roots dieron un espectáculo fuera de serie. El profundo sonido del didgeridoo acompañado por las suaves melodías del sitar, fueron el puntapié inicial para una catarata de estímulos sonoros y visuales que invitaban al público a soltarse y dejarse llevar.
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Así, imágenes proyectadas sobre el telón referidas a diferentes culturas (árabes, indígenas, o los mayas…) o paisajes (desiertos, selvas…), con momentos de atmósfera psicodélica, se complementaban a la perfección con los ritmos africanos de los tambores, los djembes o el cajón peruano, las voces hipnóticas, o incluso las bases electrónicas disparadas desde la consola, que increíblemente sonaban frescas y en sintonía con el tono ritual-ancestral de esos instrumentos. 
El Ensamble repasó temas de su primer disco, a tiempo que adelantó nuevas canciones que formarán parte de su segunda placa. Aprovechó para adelantar fechas, y agradecer a la gente por el respeto y comunión en ese momento cuasi-mágico que se produce cuando la música y las imágenes se vuelven una misma cosa. 
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